Crisis: ¿Cómo salir de ella?
Y todo el mundo sólo habla de los problemas y las dificultades. Pero más importante que esto es que nadie dice ni piensa en cómo salir de ésta.
Es la hora de pensar diferente. Parar de escuchar y enloquecerse con las noticias, tv, internet, radio. Es el momento de mirar la crisis como uno más de los desafíos que hemos enfrentado y que, como muchos otros superaremos, como hemos superado otros.
Para comenzar, ¿Qué no debemos hacer?
No debemos convertirnos en el demonio de tazmania, rezongando y gritando al cielo todo lo que se nos puede venir encima. Lamentar la leche derramada, esto no recupera ni una gota de ella… más bien, comencemos a ver qué otras vacas se ordeñaran o qué cabras tienen leche aún.
Ese frase de “esta todo detenido, nadie compra más” debemos pararla. Sólo basta salir a almorzar y ver que los restaurantes no paran de vender. Mirar alrededor: ¿El congestionamiento, o el taco, o el trancón de tránsito diario no es el mismo? ¿La gente sigue cargando gasolina o nafta o bencina? A tu perro ¿Ya no le compras alimento? ¿Se detuvieron los viajes?
¿Entonces qué hacer?
Primero: Propiciemos el optimismo. El humor se contagia. Directamente a tu equipo directo e indirecto. Y esto es tu responsabilidad ….
Tampoco es cuestión de hacer la “vista gorda”, pero sí entender que lo que sucede es un nuevo contexto, un
reto!... Dificultad rima con posibilidad.
Ser optimista no es ignorar el problema, es encararlo de frente para superarlo. Nunca viste a un cirujano ante la menor dificultad salir gritando del quirófano como loco: SANGRE SANGRE! O a un bombero salir de la casa en llamas llorando y gritando FUEGO, FUEGO!.
Segundo: Evaluemos a profundidad y de manera práctica. Luego del chapuzón, lo que sigue es sacar la cabeza y comenzar a nadar - no ahogarse. Quedarse evaluando no va a generar mejores resultados. Solo quedará la organización detenida, paralizada con el riesgo verdadero de que quien se despierta primero se lleva lo poco que teníamos.
Quien reacciona más rápido se lleva la mejor parte o al menos mantiene la suya. Así que manos a la obra es
la primera consigna.
Tercero: Contemos con los talentos del equipo: Invertimos - cuando las vacas eran gordas - en el desarrollo de personas. Ahora es momento de pedir resultados. Es hora de que nuestros talentos se destaquen - bríndemos esta oportunidad. Incentivemos incluso al cliente a creer en nosotros, demos el impulso para que siga girando la rueda. Al final cuanto más rápido comience a girar, más rápido y mejor se sale de esta.
Cuarto: Dialoguemos con los clientes. Nuestra razón no es nuestra organización, y no la encontrará en la sala de juntas. Está en nuestros clientes. Es hora de escucharlos para saber cómo creen que podemos ayudarlos en esta crisis.
Pongamos la capacidad de escuchar por sobre la de imperar con el discurso. El cliente es el que sabrá decirle que es lo que necesita ahora. Quien primero lo escuche primero lo cautivará…
Quinto: Incentivemos y mostremos creatividad. En la crisis nacen las mejores ideas. A todos nos gusta la novedad. O:¿Pensaríamos hace 10 años comprar un iPhone?
Crear cosas nuevas genera necesidades, aumenta nuestras oportunidades. Usemos la energía para crear. Además podemos revisar el portfolio de productos y/o servicios para verificar cuáles son los más adecuados/ ajustados a nuestros clientes y a este tiempo.
¿Podríamos cambiar algo de lo que hago o de cómo lo hago?
Aún no conozco, por ejemplo, un taller de servicio mecánico que atienda 24hs: Entrégueme su auto a las 7pm y se lo damos listo a la mañana en su casa…!
Eduardo Cupaiolo
Traducido y adaptado por Mario Infante
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Autor: Eduardo Cupaiolo
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